En diciembre de 2020, un equipo de Pedagogía de Emergencia germano-colombiano viajó a las islas de San Andrés y Providencia. Después de que los violentos huracanes Eta e Iota causaran graves daños y se cobraran vidas en Centroamérica a mediados/finales de noviembre, el equipo llevó a cabo intervenciones para ayudar a los niños de la zona a superar las experiencias traumáticas causadas por las tormentas y los retos provocados por la pandemia de Corona. 

Tres meses más tarde, un equipo ha vuelto a dirigirse a Colombia para llevar a cabo una labor conjunta de asistencia posterior en Providencia. Para los tres pedagogos de emergencia de Cali, un colega de Medellín y nuestra coordinadora de pedagogía de emergencia, Fiona Bay, de Karlsruhe, el centro de las actividades de esta vez fue, una vez más, el trabajo con niños y jóvenes. "Hicimos trabajos de artesanía con un grupo de chicas jóvenes y pudimos hacer varios ejercicios de movimiento con niños más pequeños al aire libre en la playa y utilizar métodos de educación experimental", explica Fiona Bay. El programa incluye también la formación de profesores, trabajadores sociales y otras partes interesadas. En general, la isla ya se ha recuperado un poco de la destrucción causada por los huracanes. El paisaje parece un poco más verde, algunas casas se han podido reparar y vuelve a haber electricidad y agua. "La gente es ahora un poco más positiva y se puede sentir una especie de ánimo de reconstrucción. Sin embargo, no todas las casas vuelven a ser habitables y mucha gente tiene que vivir todavía en tiendas de campaña", describe Fiona Bay, "pero el miedo sigue presente en la mayoría de los isleños, porque pronto volverá a empezar la temporada de huracanes y con ella la preocupación de que puedan volver a golpear las islas".

Estamos muy satisfechos de haber recibido el compromiso del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de financiar más proyectos en Colombia y de que el trabajo a largo plazo sobre el terreno pueda continuar.