Ya desde su fundación, el movimiento Waldorf fue un impulso pedagógico y también social. Incluso cuando este doble impulso no siempre y no en todas partes se puede concretar en la vida práctica, este se mantiene inherentemente Waldorf desde lo pedagógico. Uno de los grandes problemas es que, en los países pobres del hemisferio sur, las escuelas Waldorf no reciben subvenciones estatales para el financiamiento. El hecho de que en dichos países en algunas escuelas la comunidad de madres y padres son de posiciones económicas acomodadas se debe a que los colegios se deben financiar solamente por medio de las cuotas para cubrir los sueldos y los gastos de funcionamiento de las escuelas y sus edificios. Eso sería inmediatamente diferente, si los gobiernos permitiesen desde sus constituciones, el derecho a la diversidad escolar y libertad de los padres y madres de elegir la educación de sus hijos e hijas, y esto implicase que el gobierno pudiera financiar a las escuelas de pedagogías alternativas. El anclaje de estos derechos en las constituciones parece una utopía. Pero entonces, ¿las escuelas de pedagogías alternativas deben permanecer en la exclusividad? ¿Deben entonces estas escuelas estar constituidas por un cuerpo de apoderados adinerados? Está claro, que dentro de estas situaciones económicas, el impulso Waldorf se puede realizar solo en parte. Porque en el impulso Waldorf está la idea de que las personas deben desarrollar su capacidad de ser libres, que ya desde la etapa de la infancia lo vivan en todos los niveles, creciendo y aprendiendo con otros, haciéndose amigos y desarrollando esa capacidad de conversación, que continúa funcionando en la edad adulta. Todos sabemos perfectamente que estas conversaciones profundas y abarcativas en la edad adulta se han vuelto poco frecuentes y así parece continuar la tendencia. Por eso nos parece tan importante, abarcar activamente el aspecto social del impulso Waldorf.
¿Pero cómo se puede abordar este impulso social? Todo, lo que prácticamente requiere de un verdadero cambio en el mundo en que vivimos, requiere de financiamiento. Frente a eso, en muchos países europeos se nos lleva a la idea de que el estado es responsable por la educación, pero tal como en Norteamérica o en muchos países asiáticos, se puede tener la opinión de que la educación es una tarea primero de los padres y madres y luego constituye una tarea importante de toda la sociedad civil. Con esta concepción la educación sería una tarea para la cual cada uno/a es responsable y no solo “el estado “. Un sistema de educación libre es una tarea de la sociedad civil, que desde su compromiso puede lograr. Quienes se comprometan con la causa, estarán haciendo posible un sistema educativo libre.
Una de las oportunidades más bonitas en relación al dinero es la posibilidad de dar. En Alemania las personas son muy generosas, cuando se trata de situaciones de emergencia. Así se pudo comprobar en el año 2022, en el que a pesar de la inflación y las crisis, aumentó la cantidad de personas que han realizado donaciones en comparación al año anterior. Muchas personas disfrutan de poder dar. Puede que sea así, porque muchas personas quieren generar cambios y saben que pueden hacerlo por medio de donaciones.
Cuando las escuelas Waldorf en países sin subvención estatal pretenden recibir a niños y niñas de entornos vulnerables, siempre es posible en tanto, por un lado, los y las docentes hayan desarrollado la atención necesaria y por otro lado, cuando los dineros necesarios se encuentran a disposición. Sin la atención de las comunidades escolares y sin el compromiso social tanto de los y las docentes como de la comunidad escolar esto no sería posible. Pero sin los medios de financiación, tampoco.
Por ese motivo, nosotros generamos desde los Amigos del Arte de Educación el programa de los padrinazgos de educación. En un mundo globalizado también podemos actuar en forma global. Podemos desde aquí ocuparnos de que niños y niñas de entornos vulnerables puedan asistir a una escuela Waldorf en Tanzania, Kenia, Brasil, Perú o en Polonia y Moldavia, siempre y cuando las correspondientes comunidades escolares estén abiertas a niños y niñas de diferentes procedencias socioeconómicas. Quisiera invitarlos a la reflexión sobre la importancia de este brindar con sentido, para el derecho de los/as niños/as a la educación. Quiero también agradecer a todos/as quienes colaboran y quieren generar cambios en una dimensión global para el crecimiento libre y sano de niños y niñas.
Nana Goebel