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Georgia: “Un maravilloso tejido social”

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La escuela Michael en Tiflis ofrece desde 1995 la oortunidad a niños y niñas con necesidades especiales de aprender en un entorno amoroso y en base a sus posibilidades. En Georgia prácticamente no existen programas sociales desde el gobierno para personas con necesidades especiales y para sus familias. Los establecimientos de pedagogía curativa y terapia social subsisten sin financiamiento estatal. Por ello los Amigos del Arte de Educación acompañan desde hace muchos años con apoyo económico para los sueldos de los trabajadores y aportan para la construcción de la escuela. Janette Gülker-Neuhaus es una profesora de pedagogía curativa que visitó, en octubre del 2021 y la primavera del 2022, Everswinkel y la escuela Michael.

En octubre de 2021 pude volver a pasar un mes en Georgia. Estuve mucho tiempo en el colegio Michael y en el predio de la escuela, porque tal como en otras ocasiones, también esta vez me alojé en la bonita sala de huéspedes que se encuentra en un edificio más antiguo y pequeño.

Al principio, cuando aún hacía calor, la escuela comenzaba con el círculo a las 9 horas para todos en el patio. Más tarde se continuó esto en la sala de reuniones. Es impresionante ver cómo las costumbres que durante años han sido protegidas, brindan sostén y seguridad a los niños. Para muchos la escuela representa un hogar y disfrutan permanecer en este bello entorno. Se conocen entre sí, los niños, niñas, jóvenes y docentes y viven el día a día sobre una verdadera base comunitaria. Los niños o niñas nuevos/as o aquellos que tienen comportamientos especialmente desafiantes, se colocan en el centro y con frecuencia encuentran, gracias al calor, y el apoyo, su lugar en el colegio. Los y las alumnas/os más grandes toman aquí un rol particularmente imporante. Muchas veces son como un gran amigo/a o una hermana o hermano que está dispuesto a ayudar a los y las más pequeños/as y a quienes tienen mayor dificultad.  Un maravilloso tejido social.

Desde las diferentes salas de clase se escuchan melodías, recitaciones, tonos de flauta y otros sonidos, con frecuencia mezclados con los ruidos involuntarios de algunos niños que están intranquilos. La gran mayoría de los alumnos y alumnas vivencian intensas situaciones de necesidades especiales físicas, mentales o anímicas y se requiere mucho sentido empático para reconocer su sensibilidad y sus necesidades y también para desarrollar una clase que pueda adecuarse a todos. Los y las docentes se dedican con gran entrega a esta tarea, junto a las colaboradoras. Yo tengo una gran admiración por su trabajo y les digo: “didi madloba“ (muchas gracias en georgiano), queridas colegas.

 

También en la primavera del 2022 visité nuevamente a la escuela. Esta vez mi estadía en Georgia y en la escuela Michael se vio impactada por nuevas situaciones. Hubo una cruda temporada invernal en marzo y se sentían fuertemente los efectos de la guerra de Ucrania por los ataques rusos.

Diariamente había nevada y esto continuó hasta abril. Estaba demasiado frío y ventoso. Los niños, niñas y adolescentes se quedaron varias semanas en sus casas por el mal clima. Algunas maestras y estudiantes realmente no podían venir porque en sus barrios no había servicio de limpieza de nieve.

En las calles de Tbilisi la lengua rusa se estaba sintiendo de pronto muy presente. Hay jóvenes rusos, en parte con sus familias, también numerosos ucranianos y personas de otros países eslavos modificando la típica imagen de la ciudad.

En la escuela, además de las clases se lijó, martilló, barnizó y arregló. Los trabajos de refacción comenzaron finalmente. Marina y su equipo lograron comprometer a trabajadores que en mayor o menor medida asumen esta tarea.

En pocas semanas el costo de vida subió enormemente, los viajes en metro, micro y  Marschroutka subieron incluso un 100 por ciento. También los precios de electricidad y calefacción subieron salvajemente e incluso alimentos como pan, verduras, cereales y lácteos aumentaron. Para muchas de las personas, cuyos ingresos se encuentran aún bajos, eso implica un gran desafío.

Me impresiona cómo la comunidad de la escuela Michael se une cada vez más fuertemente en su destino común. Se pertenecen mutuamente. Docentes y estudiantes de los comienzos y quienes fueron llegando después. Niñas, niños, maestras, padres y madres saben que pueden contar los unos con los otros. Se sienten unidos en este impulso de sostener un espacio educativo para jóvenes y niños/as con necesidades especiales. Los grandes colaboran con los trabajos cotidianos, limpian verduras, juntan la basura, ordenan el patio y sienten corresponsabilidad por el bienestar de los y las más pequeños/as. Mi experiencia me permite decir que la escuela Michael es una comunidad llevada con amor.

Todos/as dan una y otra vez lo mejor de sí y sin embargo parace no ser suficiente. Por medio de mis observaciones en las clases todos tomamos conciencia de el desafío que implican los niños y niñas y cuán necesario es un acompañamiento aún más intensivo, como también los diferentes abordajes terapéuticos. En este contexto surgió el deseo de tener un “jardín sensorial” en el cual los niños y niñas. En compañía de adultos, puedan vivenciar diariamente diferentes impresiones sensoriales, para poder reforzar así su autopercepción. Las maestras necesitan ellas mismas motivación y estímulos para implementar en las instituciones de pedagogía curativa. Para su sustento de vida requieren con urgencia contar con mejores sueldos. Los padres y las madres de los niños y niñas están muy agradecidas/os de que exista el colegio Michael, aún con su trabajo colaborativo, su coraje y su certeza de que en veradd vale la pena, se encuentran todavía complicados a la hora de invertir tiempo, fuerza y dinero para esta causa.

A pesar de todo las docentes se autoexigen permanentemente para ser acompañantes fieles y amorosos.

Los rayos del sol, que entretanto nos dieron calor desperaron los ánimos de niños y niñas. De pronto los niños/as se mostraban más confiados, alegres trepaban árboles y arbustos. Su buen humor llegó también a los adultos. Al menos por un tiempo se apartaron las preocupaciones de la vida cotidiana y la incertidumbre respecto al futuro.

Un pequeño pero muy comprometido seminario de perfeccionamiento se realiza en la escuela Michael semanalmente para llevar a cabo un trabajo comunitario y diferente al seminario intensivo. Yo tuve suerte y pude trabajar con los y las cinco estudiantes con el tema “los doce sentidos”. Jóvenes docentes e interesadas , que con alegría y motivación  se dedican al estudio de temas antroposóficos y de la pedagogía curativa. Entre ellos incluso se encuentra un miembro de la orden de las carmelitas y que también coordina un establecimiento de pedagogía curativa. ¿Quién sabe si entre ellas se cuentra una futura colaboradora para el colegio Michael?

Algunas maestras dejarán a la escuela en el verano. Junto a los motivos personales de cada uno, el tema de los sueldos también debe ser tomado en cuenta. A pesar de las ayudas anuales por medio de los Amigos del Arte de Educación el sueldo aún no alcanza para el abastecimiento cotidiano.

Algunos se protegen buscando trabajos alternativos, como en los años noventa, ¡cuando Georgia estaba en pleno cambio! Otros buscan otras situaciones económicas mejores. Lo cual es absolutamente lógico.

Desde los ministerios escolares no hay ningún tipo de apoyo en vista. No están previstos los apoyos para las escuelas para niños y niñas con necesidades especiales.

Con el buen clima y el calor, aparecieron nuevos espíritus de vida, esperanza y confianza. El bazar de primavera reunió a todos. Se construirá un jardín sensorial con muchas posibilidades de experiencias que apelan a los sentidos. Se dieron los primeros pasos. Estamos recolectando donaciones para poder continuar.

Janette Gülker-Neuhaus

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