“Una participante de un taller en Cracovia que es profresora de clase, me contó que en nuestro seminario había podido vivenciar que el ritmo es una cosa muy importante en la pedagogía de emergencia y del trauma. Ella experimentó, que el ritmo puede traer a las personas de regreso a si mismas y que los ritmos que son dados de afuera, pueden volver a estabilizar el ritmo de las personas traumatizadas. Esto que primero había aprendido en forma teórica en el taller, pudo comprobarlo directamente después, a su regreso en su escuela en Varsovia: comenzó inmediatamente con su clase a trabajar más fuertemente con ritmos. Ya para ese entonces había un niño ucraniano en la clase, en compañía de su madre. La familia recién había escapado de Ucrania. Luego de la clase se le acercó la madre ucraniana y le dijo que ella en verdad nunca había percibido de verdad a su cuerpo y en el último tiempo, con el estrés había perdido ese poquito de autopercepción por completo. El día en que se trabajó rítmicamente en la clase, pudo volver a sentir su cuerpo realmente por primera vez.“